Pharmacological management of Parkinson's disease motor symptoms: update and recommendations from an expert
*Correspondence: Dr. J. Kulisevsky. Movement Disorders Unit. Neurology Department. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Carrer del Mas Casanovas, 90. E-08041 Barcelona.
E-mail: jkulisevsky@santpau.cat
Introduction: Parkinson's disease (PD) is a neurodegenerative multisystemic disorder that affects approximately 1% of the population over 55 years old, with the mean age of onset at 60 years old, and the prevalence of the disease constantly growing.
Development: PD is a progressive disease characterized by motor and non-motor symptoms that compromise patients' daily activities. It has a variable profile of onset and clinical evolution. Although currently available treatments have failed to clinically demonstrate neuroprotective properties, most motor symptoms are acceptably managed with dopaminergic medication. More than 50 years after launching levodopa, it remains the most effective treatment of motor symptoms in PD, able to provide sustained benefit throughout the entire course of the disease. Nevertheless, after two to three years of treatment, certain fluctuations start to appear in motor and non-motor responses to different doses of levodopa. Early identification and treatment of these fluctuations have a strong positive impact on the quality of life of the patient. Frequently accompanied by involuntary movements, proper control of fluctuations requires periodical adjustments of the medication and expert supplementation with dopaminergic and non-dopaminergic adjuvants.
Conclusions: The main purpose of this work is to offer a practical, updated guideline for neurologists regarding the use of dopaminergic agents from the initial stages of PD. Special emphasis is placed on the critical period after the end of the 'honeymoon' phase when variations in the symptomatology presented by each patient appear, forcing re-adjustment of the medication to fit their individual needs.
Desarrollo La EP es una enfermedad progresiva, caracterizada por presentar síntomas motores y no motores combinados que afectan a la vida diaria de los pacientes. Sin embargo, tanto la presentación como la progresión clínica de la enfermedad son muy variables. A pesar de que ningún tratamiento ha demostrado clínicamente un efecto neuroprotector convincente, la mayoría de los síntomas motores son aceptablemente manejados con fármacos dopaminérgicos. Más de 50 años después de su introducción, la levodopa sigue siendo el tratamiento más eficaz para tratar los síntomas motores de la EP, que mantiene los beneficios a nivel motor durante todo el curso de la enfermedad. Sin embargo, después de un período variable de entre dos y cinco años desde el inicio del tratamiento, suelen aparecer fluctuaciones en la respuesta motora y no motora a las distintas dosis de la medicación. La identificación precoz y el tratamiento adecuado de estas fluctuaciones tienen un fuerte impacto positivo en la calidad de vida de los pacientes. El control de las fluctuaciones, frecuentemente acompañadas por movimientos involuntarios, requiere ajustes periódicos de la medicación y el uso de adyuvantes con acción dopaminérgica y no dopaminérgica, siguiendo las recomendaciones de un experto.
Conclusiones El objetivo principal de este artículo es ofrecer una guía práctica actualizada para neurólogos sobre el uso de agentes dopaminérgicos desde la etapa inicial de la EP. Sobre todo, durante el período crítico después de la fase de ‘luna de miel’, cuando la aparición de variaciones en los síntomas presentados por cada paciente requiere el ajuste personalizado de la medicación existente.